MOVIMIENTO Y VIDA
por Francisco Puig*
Movimiento y vida son conceptos muy amplios. Se mueven los átomos, se mueven las estrellas, ¿ y qué es lo que no se mueve?
La vida es cambio, y no hay cambio sin algún tipo de movimiento. Vivir es cambiar, el cambio, el movimiento que lleva aparejado, es fruto de desequilibrios. Algunos de estos desequilibrios son provocados por agentes externos, otros... son internos. La atracción, el rechazo, el miedo y el deseo son parte de la vida.
El movimiento nos lleva de un lugar a otro y es así como experimentamos la vida. La vida del cuerpo, la vida en forma humana nos proporciona un modo de experimentar el universo. Desde el momento de nacer (nuestro pequeño particular Big Bang) experimentamos cambios físicos, emocionales, mentales. También registramos cambios en el entorno. Nuestro cuerpo se tiene que adaptar, a veces luchar. La flexibilidad es necesaria. Cambiamos con el día, con los años y estaciones. Nos transformamos con el paso del tiempo. Todo se mueve.
La rigidez, la parálisis, el bloqueo son intentos desesperados de aferrarse a lo establecido, lo seguro y conocido. En un universo que cambia constantemente esto es difícil de lograr (el no cambio).
Al tema de la relación entre movimiento y vida yo añadiría la pregunta: ¿Cuál es la relación entre quietud y muerte? Los muertos en contraposición a lo vivo es aquello que no reacciona y por tanto se resiste a cambiar, a moverse... por eso reconocemos que está muerto.
El movimiento y la vida tienen dos cosas en común, los dos necesitan espacio, lugar. Vivir implica ocupar, estar, y tiempo.
No hay vida sin tiempo, sin cambios. No hay movimiento si no tenemos espacio. Hay muchas formas de ocupar el espacio. Podemos correr, cruzarlo a velocidad o bien, quedarnos inmóviles, en estado de quietud (sin nada ni nadie nos inquieta). Si hablo del espacio y del tiempo es porque conceptos como el de vida y movimiento son difíciles de manejar si no se incluyen. Lo que digo es que la percepción del espacio cambiará sí estamos acelerados. La velocidad hace pequeño el espacio, las urgencias pueden llegar a angustiar, estrechar el espacio hasta hacernos sentir acorralado sin salida. Por el contrario la calma hará del lugar un espacio a la medida. Nuestro espacio interior está ocupado, habitado por órganos con funciones vitales, ellos necesitan espacio. Pensemos en el corazón y pulmones, pensemos o mejor seamos conscientes, de sus ritmos. La vida a su ritmo.
La vida es movimiento pero no cualquier movimiento la favorece. Cada uno debe descubrir, conocer con qué ritmo vive mejor. Esto es vital. El símbolo del Taichí muestra un modelo de cambio, de movimiento, de … interrelación rítmica en el que todo cabe, en el que todo tiene su lugar y momento, su razón de ser.
Nada está completamente quieto.
*Francisco Puig enseña Tai Chi desde el año 1994 en Santander.